La magia de la Poesia
Siempre tengo un poema de cabecera a mano, cerca de mi. Es como un poema que siempre me apetece leer. Según el momento ese poema va cambiando. Nunca lo elijo por ningún motivo en concreto, nada tiene que ver el autor o el tema. Me encuentro con el poema de improviso, sin planearlo, y por la sensación que me transmite es por lo que lo elijo. Y no lo elijo con premeditación y alevosía, como se podría decir, sino que elijo leerlo y releerlo de manera inconsciente, sin pensarlo, durante un tiempo lo leo y lo releo, y no me doy cuenta, hasta que pasado un tiempo, después de mucho releerlo que me doy cuenta que he estado durante mucho tiempo yendo a buscar ese poema, para leerlo y releerlo, tanto que podría recitarlo entero, con solo cerrar los ojos y recordarlo. Me sucedió con poemas de Lorca, de Martí i Pol, de Baudelaire, de Verlaine..y sí, también de Neruda..Cavafis…ahí están, a veces aparecen de nuevo, y los leo y sonrío, son como viejos amigos que uno se encuentra tras mucho tiempo de no ver, de no visitar. Otras veces vuelven ellos solos, y se instalan en mi memoria por unos días, como el amigo lejano que te viene a ver, y sólo recordar las primeras palabras que ya aparecen el resto de los versos.
Soy lectora,y porque soy lectora, soy escritora empedernida, en ambos casos. Leo mucho, y entre libro y libro de narrativa o técnico, me apetece colar algún libro de poesía. Lo mismo me sucede al escribir. Escribo. Y entre texto y texto, se me cuela un poema. Sin querer, como si las palabras tuvieran alas propias y quisieran volar formando versos sobre el papel. En ocasiones, la voluntad creativa de las palabras no permite que el escritor elija formato.
Tanto como lectora y como escritora, la poesía me ofrece una calma y una tranquilidad, que no se encuentra en la narrativa. Como si fuera un paseo lento frente al stress diario, a menudo, la poesía se convierte en ese silencio relajado tan difícil de encontrar.
Quizás por ello, parece que hay un resurgir de nuevos voces, que, dan voz a la realidad que lo rodea a través de la poesía. Que se comunican con sus lectores primero a través de la redes sociales, sobretodo en Instagram, y luego, a posteriori en sus poemarios. Son poetas que gracias a sus millones de seguidores han llamado la atención de las editoriales, y han publicado los poemas en ediciones curadas, con una edición exquisita que aumenta el atractivo comercial de los poemas, y así de la noche a la mañana, se convierten en poetas best-sellers.
Decía Celaya que “La poesía es un arma cargada de futuro”, sencillamente yo creo que la poesía nunca desaparecerá, porque de la misma forma que es necesaria la belleza del arte, también es necesaria la belleza de la poesía.
Sin embargo, mis amigos poetas, que ya han publicado, me comentan que publicar poesía es mil veces más difícil que publicar narrativa. Incluso alguien me llegó a comentar que si no eres influencer, pocas editoriales publican poesía o se arriesgan con poetas nuevos. Como si el hecho de escribir buena poesía estuviera reñido con el numero de seguidores en Instagram, como si el hecho de unas buenas métricas en Instagram tuviera una conversión real en ventas. Dulce ignorancia contemporánea. Si Petrarca levantara la cabeza…
Creo que la poesía es magia, por todos los instantes de belleza que generosa regala a quién la lee. Recomendaría leer a tantos poetas…clásicos…modernistas…románticos…sin embargo, hoy os sugiero leer a una de esas voces surgidas de Instagram, a Atticus, un poeta anónimo que tras su boom en Instagram, ha sido publicado en diversos idiomas, y se ha convertido en un best-seller mundial, en España publica con la Editorial Espasa es Poesía. También recomiendo la poesía de Sara Búho, publicada por Editorial Valparaíso, toda magnifica ella. Y si, por supuesto recomiendo a poetas amigos, a Joan Tamayo que siempre nos sorprende con sus poemas a todos los amigos, y que recientemente ha publicado “Dolç esguard que crema”, o a Silviogiovanni Viola, que con sus versos llegados desde Italia, nos deleita en su columna La pizza del espacio de Diari Sant Quirze. Pura sensibilidad creativa en ambos casos. Compraría los poemarios de todos ellos, y los releería una y otra vez, así, sin darme cuenta, disfrutando el momento poético. Y es que esa es, sin duda, la magia de la poesía.