Olalla, Robert Louis Stevenson

En Otoño siempre me apetece leer algo de misterio y de horror. Este año he vuelto a disfrutar con varias lecturas del género. De entre todas la historias leídas me apetece destacar, por su brevedad, la petite nouvelle Olalla de Robert Louis Stevenson, editada en catalán por la Colección Petits Plaers de Viena (Ediciones Viena) y en castellano por Ediciones Invisibles, también en su colección Pequeños Placeres.

Para mi lectura, he escogido la edición al catalán de Petits Plaers de Viena, por la belleza de su edición: con las portadas decoradas en rojo y negro muy de acorde al género, y con un interior maquetado para que la lectura resulta agradable a la vista. Además, la buena traducción realizada por Xavier Zambrano al catalán, la convierte en un pequeño must literario.

Olalla es una petite nouvelle, en la que un soldado escocés, siguiendo las recomendaciones de su médico, se hospeda en una casa del Norte de España para recuperarse de sus heridas, la única condición para poder hospedarse en esa casa alejada de todo, es que no tenga apenas relación con la extraña familia que habita la casa. Tres personas forman la familia de la casa: Felipe el hijo, Olalla la hija y la madre enferma de ambos. A medida que sucede la historia, se descubre una familia silenciosa y extraña, en la que impera el distanciamiento de la sociedad que les rodea, y el mantenerse alejado también del huésped que habita temporalmente entre ellos. Así es como el soldado se acerca, primero al hijo, Felipe, y casi por casualidad a la madre y a la hija, Olalla, y al enamorarse de la hija, le pide finalmente que abandone su familia para unirse a él, lejos de esa casa. Olalla lo rechaza y prefiere atender al deber impuesto por su familia, de cuidar de los suyos y permanecer junto a ellos, mientras que le advierte a su amigo soldado que es mejor que huya de aquel lugar, para salvar no solo su propia vida, sino también la de ellos. Se cruzan aquí, escenas con el vampirismo, y descripciones que nos sugiere que Olalla y su familia son vampiros, el autor añade puntos de vista de otros habitantes del pueblo más cercano a la casa, por lo que, para el lector no resulta nada extraño la petición de Olalla al protagonista, y la decisión que finalmente toma el protagonista.

Tras leer Olalla de Stevenson, diría que se trata de una pequeña historia muy adecuada para leer en Otoño, incluso en alguna noche de viento frío de Invierno, pero sin embargo, más allá de la pequeña delicia de edición conseguida por Petits Plaers de Viena Editorial, esta historia no satifacerá a los grandes amantes del genero del horror basado en el vampirismo, ya que la historia en sí no consigue alcanzar la tensión y la intensidad esperada en este tipo de historias. En algún momento se consigue cierta atmósfera de tenebrosidad, pero no la suficiente como para que la historia de por si, me pudiera enganchar del todo como lectora del género. Quizás puede resultar de agrado a lectores que no habiendo leído mucho sobre este tema, desean iniciarse con una petite nouvelle, entonces sí que la recomendaría, pero para lectores que han leído mucho sobre vampirismo con anterioridad o más novela de horror, no les recomendaría Olalla, porque les sabría a poco, pero no por la brevedad de la historia, sino por la falta de esa intensidad en cuanto a misterio y horror que indicaba anteriormente.

Robert L. Stevenson ( Edimburgo, 1850, – Samoa , 1894) viajo por todo el mundo buscando un clima que le ayudase a sobrellevar su tuberculosis. Finalmente se estableció en Samoa, junto a su mujer Fanny Osbourne. Stevenson es autor de otras obras reconocidas como clásicos de la literatura como La isla del tesoro o El extraño caso del Dr. Jekyll i Mr. Hyde.

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