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Pasajeros

Sacaba la ropa del armario. Ropa básica. Mínima. No quería cargar con todo a cuestas. Después de todo, luego siempre acababa vistiendo igual, con lo más cómodo siempre. Con el tiempo, había aprendido que sólo quería llevar consigo lo esencial, lo más importante sólo.
Llenaba su equipaje. Doblaba sus cosas con una obsesión que casi rozaba el síndrome del trastorno obsesivo compulsivo. Bien guardado todo. Sin asfixiar nada. Esto a un lado, para que no se arrugara. Lo otro, más delicado, en un bolsillo lateral. Hasta tener su equipaje totalmente completado.

De vez en cuando, miraba tras la ventana de su casa. Quería recordar las vistas. Aquellas vistas, que, a pesar de hastiarle cada día, sabía que, en el futuro, iba a echar de menos. Contemplaba el cielo azul, el Sol de invierno lucir fuerte al otro lado de los vidrios, mientras le venían a la memoria todos los recuerdos vividos, como en una película vintage. Entonces, hacía de tripas corazón y volvía la vista al equipaje.
De repente, todo era tan complicado. El miedo recorría todo su cuerpo, incluso desde el momento que se dio cuenta de que partía. Pensaba que aquello era algo nuevo, y le creaba cierta ansiedad. Un viaje de larga duración, que difícilmente le devolvería al lugar de partida.

En realidad, no pensó que todos somos pasajeros en un mismo transporte, aunque nuestro recorrido sea diferente. No importa cómo se llame el transporte. No importa dónde nos dirijamos. Tampoco importa cuál fue nuestro último trayecto y, por supuesto, mucho menos importa el tiempo transcurrido entre parada y parada.

Finalmente, sólo importan los momentos que hayamos vivido durante el viaje. Quizás ni siquiera nos hayamos movido del mismo lugar, y el paisaje sea el mismo cada día. Sin embargo, es la manera cómo miramos al paisaje que lo hace diferente cada día. El viaje no cambia el paisaje, nosotros como pasajeros de ese viaje, somos los que cambiamos el paisaje con nuestra mirada.

Miraba a su alrededor, quería ocultar su miedo a marchar y no sabía cómo. En un ultimo fastidio de nostalgia miró la galería de fotos de su móvil. Amigos que había perdido la vista. Su hermano lejos, en otro país. Paisajes que entonces le parecían preciosos y ahora ya no le decían nada. Fotos de compañeros de antiguos trabajos. Sus padres besándose durante una fiesta familiar. En esa galería estaba casi toda su vida. Entonces por un momento entendió que la vida era así y todos somos pasajeros de un mismo viaje.

Dio por concluido su equipaje, y sonrió. Un nuevo destino le esperaba.

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