La frivolización de la comunicación
Creo que la comunicación se ha prostituido hasta tal punto que cualquier persona puede convertirse en creíble por el hecho de tener visibilidad. El poder que la comunicación tiene sobre la población es absoluto, por ello me da pánico, el hecho de que existan medios de comunicación que ofrezcan columnas para publicar a personas cuya única virtud sea disponer de un gran número de seguidores en las redes sociales.
En la mayoría de estos casos, me doy cuenta de que dichos personajes no disponen de una gran número de seguidores en redes sociales de forma natural, “orgánica” en argot social media, sino que la mayoría de ellos han pagado para obtener seguidores y likes a cambio de una cuota mensual en una empresa con un programa informático que se encarga de generarles seguidores. Estos seguidores son normalmente cuentas fantasmas, creadas con la única finalidad de alimentar dichos negocios, con generación de Likes y Followers.
Estamos presenciando el crecimiento de una burbuja en la comunicación de masas, al igual que se generó una burbuja inmobiliaria años atrás. La diferencia es que ahora especulamos con la información, y es ese factor el que genera más terror. Si somos capaces de frivolizar con las herramientas de comunicación de dicha manera, ¿qué tipo de sociedad de la información podemos esperar en el futuro?
Personalmente he dejado de seguir muchas marcas, y marcas de gran proyección y en las que se invierten muchos millones en presupuestos publicitarios, por toparme con personajillos que se autodenominan “influencers” representándolos. La falta de know how de dichas personas como “no profesionales de la comunicación”, la poca ética profesional así como los continuos errores de comunicación durante sus publicaciones, no ha provocado sino que mi rechazo más absoluto, no sólo hacia ellos como personajes públicos sino también hacia la marca que los contratan. Para mí la credibilidad consiste en algo más que disponer de Followers comprados.
Quienes tenemos la oportunidad de dirigirnos a un público amplio, debemos asumir nuestra responsabilidad social, y, ante todo, debemos comunicar de acuerdo a una ética profesional, y a unos códigos de profesionalidad que, sobretodo, buscan el respeto basados en los fundamentos de la comunicación, y en ningún caso, hacer uso de la desinformación para obtener un beneficio económico.
El control de las masas a través de los medios de comunicación es algo que siempre ha generado mucha controversia. Pero, si bien es cierto, que el status quo sólo permite la credibilidad en la comunicación si se ejecuta desde una profesionalidad real, y no comprada con cuotas mensuales que nos regalan likes y Followers. Es decir, desde la veracidad y la transparencia informativa, respetando al receptor y a la sociedad que pertenece, pero sobretodo, respetando su derecho a una información de calidad, auténtica, y por lo tanto, totalmente creíble.