cristina redondo autores nuevos escriptors terrassencs

La luz

Te vuelves de hielo cuando durante mucho tiempo has estado soportando una tormenta. Casi sin darte cuenta, te has vuelto igual que la tormenta. Airada. Superior. Amenazante. Casi eléctrica.
Has vivido inmersa en esa tormenta durante tanto tiempo, que creías que formaba parte de ti. Sin saberlo, has permitido que te atacara durante demasiado tiempo, tanto que, al intentar darte una tregua, te has dado cuenta que esa tormenta no te deja avanzar, sino sólo te ha hecho retroceder, o peor, dejarte inmóvil.
Esa tormenta nunca ha ido contigo ni forma parte de tu estilo de vida, ni de tu educación, ni de tu manera de ver las cosas, sino que ha sido un impedimento en tu camino más, un error que te impedía contemplar el horizonte que siempre habías deseado.
Y en ese alarde de supervivencia, decides tomar la riendas de la situación. Decides plantarle cara a la tormenta. Decides devolver todos esos rayos y truenos de vuelta a quién te los envío con toda la maldad del mundo. Y así , de paso, quedarte tú sin maldad. Ya no necesitas ninguna maldad.
Decides desplazar las nubes a un lado, y sacarlas de tu camino, porque ya estás harta de tantas tinieblas. Porque la vida no es sólo oscuridad, porque la vida también es Luz.
La Luz de quién está a tu lado, sin pedirte nada más que amistad a cambio. La Luz de quién te ofrece todo, a cambio de una sonrisa. La Luz de quién te ofrece calor cuando tú sólo estabas acostumbrada al frío.
La Luz de la tarde de Otoño que se escapa a cada momento, porque esa es la Luz. Es la misma Luz de las cosas bonitas que se acaban escapando si no se aprecian lo suficiente.
Esa es la Luz que vence todas las tormentas, y que hace desvanecerse la oscuridad de las cosas feas, porque al final va a ser verdad eso que dicen, que el bien puede al mal, y que las cosas feas se acaban desvaneciendo de pura maldad. Y es que la Luz, parece que todo lo puede, hasta fundir la roca de hielo más duro, y hacer que una tarde cualquiera, salga el Sol, así como el que no quiere la cosa y nos irradie con toda la fuerza de su Luz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *