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Limites

He aprendido que los limites están para respetarlos. He comprendido que los limites nos permiten vivir en cierta paz. He descubierto que los limites no nos limitan, sino al contrario, nos ayudan a ser mejores personas. Aunque para ello, siempre hay que saber respetarlos.
Pero hay un problema: no todo el mundo sabe respetar los limites.
El respeto hacia los limites nos permite vivir cordialmente con nuestro entorno. Los limites nos permiten conocernos mejor. Saber dónde está el limite es bueno en las relaciones y en las situaciones. Es bueno en la vida. Cada uno decide libremente hasta donde llega su limite.
A veces me sorprende, porque he comprobado como el que más exige un respeto hacia sus propios limites, más abusa sobre los limites de los demás, sin ningún tipo de tolerancia, sin ningún tipo de educación, sin ningún tipo de cortesía ni miramiento.
Los limites pueden volverse un poco elásticos y permisivos por educación. Aunque como todo lo elástico, al soportar demasiada presión acaba rebotando en la persona que lo sometió a presión. Acaba hiriendo a quien pretendió sobrepasar ese limite. Con toda la fuerza que ese exceso de presión provoca. Y es que el limite es así.
Cuando sobrepasas un limite, debes saber a qué atenerte. Cuando pretendes sacar el máximo de beneficio de una situación, sobrepasando un limite en extremo, el limite se vuelve en contra tuyo. Quiénes actúan así, no les debería de extrañar recibir, a cambio, una reacción en su contra.
La invasión de un limite acaba provocando una reacción de rechazo en quién se siente invadido. Por otra parte, creo que es algo totalmente natural, por qué… ¿en qué momento de la historia fueron bienvenidas las invasiones que sobrepasaban los limites? Jamás. Ahora no será diferente.
Sobrepasar un limite significa llenar el vaso de agua, de tal manera, que todo el agua se acaba derramando. Se malgasta energía. El vaso se llena mal. El agua se desaprovecha. Y encima el agua acaba por empaparlo todo. A veces, incluso el vaso se rompe, porque ese vaso era de un cristal demasiado delicado y valioso como para aguantar el peso de ese exceso de agua. De ese exceso de presión. Cuando los limites se acaban sobrepasando, se acaba haciendo todo añicos.
Las peores cosas, las menos deseadas, suceden cuando se sobrepasan los limites.
Todos tenemos un limite. Yo tengo muy claro mis limites. Y siento dolor por las personas con una elasticidad tan alta, que soportan demasiado en sus limites.
No me gustan las personas abusivas. No me gustan las personas que aún y conocer el limite de los demás, pretenden sobrepasarlos, buscando siempre el beneficio propio. Indiferentes ante lo que el otro pueda sentir por abusar sobre el otro y sobrepasar sus limites.
De hecho, he llegado a la conclusión de que nunca debería ser permitido sobrepasar los limites.
Por respeto a los demás.
Por respeto a uno mismo.

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